viernes, 15 de junio de 2012


El  niño que crece…y va aprendiendo…..

Que  la  vida ya no es un camino de rosas…y es dura
A veces…

Y vuelvo otra vez a la niñez…
A los fríos recuerdos…


A esos que a mi Amigo Buddha le parecen tristes…


A mi…solo recuerdos me parecen, y, alguna vez…
Incluso tiernos.

Y Comenzó mi educación, en un buen colegio, estricto,
Severo, católico…y de pago, por supuesto…
En los escolapios padres píos…

Allí descubrí un mundo para mí desconocido,
Tanta gente, tantos grupos…tantos hermanos…
Y yo, solo…no conocía a nadie, todo extraño…


Me volví Huraño…

Hasta ese momento, todo en mi vida,
en torno a Carmen giraba…
Ella me vestía, me arreglaba…
A jugar con otros niños, al parque, me sacaba…
A jugar con ellos…, no a mezclarme…
Al menor grito, al menor enfado, acudía en mi rescate.


Era un niño consentido…hasta cierto punto.
Cuando mi otra madre estaba presente, 
nuestra relación se diluía,
Carmen era una criada… yo, un educado niño.
Por si acaso… Acuerdo tácito.

En el colegio aprendí pronto que era mal aceptado,
No entre los píos padres, valga dios,
sí todos los meses, cobraban…


Eran los otros niños, no era de los de su Clase.
Mi familia tenía dinero, y mucho…
Más su apellido sin Lustre, era familia de pescadores…
Que, a La Mar, arrancó su riqueza, toda su fortuna…


De párvulos a fin de primaria, me enseñaron con esmero,
Los curas educación esmerada, disciplina…su religión,
Mis compañeros…su desdén, su desprecio.


De Huraño pasé a ser Solitario.

Aprendí  …, a recibir golpes, y también a darlos,
A ser prudente y cauto.
A elegir dónde pegarme…por sí que correr había…
Pude de los curas solicitar ayuda, más me abstuve…
Fue una época mala, apenas, de ella, recuerdos tengo …


Solo a mi otra madre, poniendo el grito en el cielo,
A los curas abroncando…
-Habrase visto- decía airada…


Era mujer de carácter fuerte y altivo,
De ese que tiene una sirvienta, que llega a dueña…más la dejo…


Sigo…


Raro era el día, en que a casa, no llegaba yo desharrapado…
-Como un cualquiera…- Me decía, luego me castigaba.
Raro era también el día en que pelea no hubiese…
Si no era por una canica…era porque olía a pescado, decían…
Zas, lio armado.

Pero Empecé a devolver los golpes, les perdí el miedo…
Aprendí a hacer daño, a golpear con saña…
Me volví despiadado, el que me insultaba, lo pagaba, y caro,
Temprano o tarde, no olvidaba…hoy tampoco lo hago…


Me volví Malo…y seguí Solo.

Pero deciros puedo, que al comenzar primero de bachillerato,
Sin aceptarme seguían mis compañeros, pero me soportaban…
Me tenían miedo, no era el matón de la clase,
Nunca fui de esos, más pelear bien sabía…
Me habían enseñado ellos.

Más con el bachillerato comienzan, también, 
Los buenos recuerdos…
De los profesores, solo dos, a mi mente acuden,
ninguno más…
El nombre al menos…


Uno era un buen Hombre…,


El padre Eliseo le llamaban, me enseñó a amar la Historia,
Y la Literatura…


También más cosas, era un hombre descreído…
Para bien nuestro, el mío al menos…
Pues nos enseñó también…,


Que la Historia la escriben,…Los vencedores,
nunca los vencidos…

Que existían otros dioses, y como tales,
Aunque no nuestros, debíamos respeto…


A ser incrédulos, a pensar…con la cabeza,
A leer entre líneas, y creer, de la mitad un cuarto.


Era un hombre muy culto, harto paciente…
Le recuerdo con afecto, su pelo cano, su barba rala…
Su avanzada edad…su Elocuencia…

Más que darnos clase, nos narraba las batallas.
Como un Bardo... 
Nos enseñaba el campo…Las legiones, 
Aníbal…sus elefantes…

Él me dio, para leer, El Despertar…
Nunca se lo podré agradecer, pues ese libro plantó en mí,
Una semilla, que con el tiempo germinó…
Descubrí que también existía la miseria…
Que los pobres siempre pierden…que nunca ganan.


Y comencé a mirar alrededor…


Y a ver, que además de los del colegio…
existían otros niños, menos favorecidos…

Del otro, solo el mote recuerdo, Tintín, le llamábamos…
Un prefecto de la orden, tan malvado como joven…
Sus fuertes golpes, sus sopapos, también recuerdo…
Me dio muchos…
Jamás doblegó mi Espíritu…y lo intentó…os lo juro.

Y os diré, que de la iglesia nada guardo,
salvo el conocimiento, de su historia, de su credo,
que no sigo ni practico.

Me gustaba estudiar, sacar las mejores notas..


No por ser mejor que nadie, sino porque ello me permitía,
los viernes, al acabar las clases, bajar raudo y veloz,
Al puerto,

A salir a La Mar…,


Con mi tío Chele, en su Barco, el Gerpo,
a faenar, toda la noche…
Eran días Mágicos… los atardeceres en cubierta, 
mientras, rumbo a los caladeros,
navegábamos…

Toda la noche en el puente, observando la maniobra…
Escuchando sus explicaciones, 
A mantener un rumbo, a leer las cartas, 
a marcarlo en ellas,
A tomar la posición, con un sextante…
Como interpretar la sonda…
Cuando empezar la largada…
Todo eso me enseñó, y más cosas.

Aún al recordar me emociono, aquellas noches…
Cuando, tras observar la sonda atentamente, 
me decía…YA…


Y yo, raudo, lanzaba una luminosa boya por la borda,
A babor o estribor, según mandase…
El bote, atrás queda , barco avante, el arte al agua…
Y, una vez completado el cerco, la recogida de las redes.

Me enseñó, también, que de los hombres, para mandarlos,
Hay que ganarse su respeto…
Que con ellos, nada de confianzas, pero que de ellos…
Como Patrón, todo saber debía.

Solo sé, que con trece años mandaba la maniobra,
Y los hombres, faenaban…


Hombres con los que pasé, también muchas noches,
Con ellos en cubierta, ayudando unas veces,
Estorbando otras…


De Ellos bebí, de La Mar, sus historias, sus leyendas…
Y Oí sus sueños y anhelos…Conocí sus amarguras…


Al principio para ellos, un estorbo…al cabo de un tiempo…
Su cachorro…el sobrino del Patrón…
El hijo del cojo…pescador…de los nuestros.

Y a la mañana siguiente, nada más amarrar subía a casa
De mi Abuela…
-¿Te divertiste anoche, nene…?- Me preguntaba al recibirme…
-Sí, pescamos bien,- le contestaba yo, nada más,
No la llamaba abuela, era María a secas….
Y  después de una ducha, el desayuno…y al terminarlo…
La paga y un beso, siempre me daba unas pesetas.

Luego a casa de mis padres…Largo fin de semana…
Pero era feliz…-

                               Adryc Manellsön, en la Bahía de Thorvick.
 

                               En el quinceavo día del sexto mes de 2012.
 

3 comentarios:

  1. Vale la pena releerlo, una y otra vez, como te he dicho. Por el puro placer de la lectura.

    Sigo notando esa gota de amargura o tristeza, quizás sea la prosa que usas. No la cambies, me encanta :)

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  2. Gracias Buddha Amigo, tu comentario me Honra sobremanera...es unplacer tenerte de lector, Gracias...Adryc.

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  3. Estou me sentindo feliz obtendo te comigo!
    As três fotos postadas são incluindo teus filhos? Senti ser parecidos com você.
    Abraço e disponha me...))(

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